Bienvenidos

Los primeros pensamientos para encontrar nombre a este blog fueron tan arduos que pronto desistí. Intenté una y otra vez encontrar un término aceptado por la lengua o inventado que denotara Baracoa, mi primera tierra, y nunca quedé conforme. Entonces reparé en que al pensar recreaba un mundo muy propio, quizás porque el que vivimos todos no contenta como yo quisiera, y exige creer que el Sol va a iluminar el día, aunque haya nublados. Creo que nombrar este blog La bolita´el mundo puede expresar mi deseo de representar, aunque sea desde el yo personal, lo que desde niño imaginé universo, hoy tan frágil y vulnerable que por momentos no parece más que una pequeña esfera. La bolita´el mundo es mi mundo, es Baracoa, Cuba, mi familia, mis amigos, son los cubanos dispersos por doquier, las personas incluso que no conozco y la sensorialidad por la que respiro y busco armonía para convivir con la gente en y desde todo lugar, desde toda expresión. Es, en fin, el mundo en mí. O si se quiere, yo en el espacio creado por Dios o la Gran Explosión, según se crea. Lo importante será la palabra, esa por la que me gano el pan y trato de hacer verso.

martes, 24 de febrero de 2015

Con la misma piedra

Tropezar dos veces con la misma piedra no fuera tan fastidioso si solo quedara en esa frase ingeniosa de la tradición oral, y si los tropiezos no los causaran personas que, por algún motivo, obstaculizan el desempeño de otros en función de los demás.

Lo digo a partir de otra negativa experiencia en la búsqueda de información para la radio, cuando tuve que desistir de la intención de actualizar a la audiencia sobre el proceso de cambio de equipos electrodomésticos dañados en los hogares por fallas eléctricas ajenas a las familias.

Para hablar claro, no me negaron la información, pero el esfuerzo por obtenerla una y otra vez fue baldío, pues la persona indicada para ofrecer datos y esclarecer pareció siempre la más ocupada del mundo, la más apremiada, la más distanciada de lo que significa atender a la prensa y la menos dispuesta a ser entrevistada.

Al final, por respeto a mí mismo y a mi profesión, dejé al personaje en su laberinto, pero con la advertencia indirecta de que si yo no podía informar acerca de algo sensible y de interés popular, sí diría en algún momento que no dependió de mi voluntad, como no obedece muchas veces a la voluntad de mis colegas el poder comunicar a tiempo, de manera creíble y de forma íntegra.

Me pregunto cuándo dejaré de maravillarme con esas actitudes de tantas personas con responsabilidades de las que depende en parte la conformidad social ante los medios de comunicación, y creen que para recibir a un periodista en cuestiones de trabajo éste debe esperar al acomodo de esos mismos que se parapetan en reuniones, cúmulo de trabajo por hacer, reales o supuestas gestiones fuera del centro laboral y demás para, entre otras cosas y no sé por qué razón, esquivar la ocasión de un posible encuentro con un profesional que únicamente pretende hacer lo que debe.

¿Será tan difícil entender que el deber de informar debe sentirse como sagrado si el destinatario del mensaje es ese pueblo que quiere o necesita confiar en los que dirigen instituciones, organismos, empresas u organizaciones estatales?

¿Qué dicta, quién dice y cómo puede pensarse con sentido común que un periodista tiene que obrar como si rogara para ser tenido en cuenta cuando solicita un diálogo que garantice su quehacer?

Definitivamente, tiene que llegar el día en que entendamos que la información de bien público no debe retenerse como a paloma encerrada, cuando lo que más necesita es vuelo.

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