Bienvenidos

Los primeros pensamientos para encontrar nombre a este blog fueron tan arduos que pronto desistí. Intenté una y otra vez encontrar un término aceptado por la lengua o inventado que denotara Baracoa, mi primera tierra, y nunca quedé conforme. Entonces reparé en que al pensar recreaba un mundo muy propio, quizás porque el que vivimos todos no contenta como yo quisiera, y exige creer que el Sol va a iluminar el día, aunque haya nublados. Creo que nombrar este blog La bolita´el mundo puede expresar mi deseo de representar, aunque sea desde el yo personal, lo que desde niño imaginé universo, hoy tan frágil y vulnerable que por momentos no parece más que una pequeña esfera. La bolita´el mundo es mi mundo, es Baracoa, Cuba, mi familia, mis amigos, son los cubanos dispersos por doquier, las personas incluso que no conozco y la sensorialidad por la que respiro y busco armonía para convivir con la gente en y desde todo lugar, desde toda expresión. Es, en fin, el mundo en mí. O si se quiere, yo en el espacio creado por Dios o la Gran Explosión, según se crea. Lo importante será la palabra, esa por la que me gano el pan y trato de hacer verso.

martes, 12 de junio de 2012

Carmelo guinda el sable en Baracoa... a medias



Noventa años no son para mostrarse desafiante. Así dicta la regla, pero Carmelo Cabrero Fresnillo es una excepción. El llamado ciclista solitario cubano casi pierde al aliento al recorrer en diecinueve días más de 1000 kilómetros por las carreteras de su país, y anunció en Baracoa que sus próximas metas no incluirán el paso de La Farola.

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Feliz otra vez en la Primera Villa, Carmelo se disculpó con los periodistas de La Voz del Toa por arribar más tarde de lo previsto y dialogó con gusto para Radiobaracoa.
 
¿Cómo realizó la penúltima etapa del recorrido La Habana-Baracoa-Maisí?

"La travesía entre Playa de Cajobabo y Baracoa fue bajo condiciones muy difíciles, con un sol fortísimo, y el aire siempre en contra".

Lo vimos llegar acompañado de otro ciclista…

"Sí, se trata del baracoense Arnaldo Lobaina Arias, un joven que conozco hace años y fue a encontrarse conmigo en Cajobabo porque temía que yo tuviera un accidente en el trayecto".

¿Hubo algún contratiempo?

"Por suerte, no, y me alegro de que Arnaldito con su cámara captara varias imágenes del recorrido, prueba fehaciente de que cumplí con todo lo que dije".

¿Qué había dicho?

"Que no me bajaría de la bicicleta en ninguna loma de La Farola. Y así fue. 
Llegué a la cúspide de cada una desecho, paré unas cuantas veces para descansar o contemplar el paisaje, y continué".

¿Siempre es tan obstinado?

"Con esto de los recorridos, sí. Mira, el trayecto de las Vueltas a Cuba siempre va de oriente a occidente, con aire a favor de los pedalistas. Yo hace poco me pregunté: ¿podré a los noventa años imponer el récord que significa pedalear de occidente a oriente, en contra de la lógica? Pues lo hice, ¡y con qué viento!".

¿Solo tuvo el aire en contra?

"Yo enfrenté tres grandes obstáculos: el viento de frente, las montañas de La Farola –para mí desastrosas-, y la resistencia que hace al aire mi querida bandera cubana, fijada a un palo en la parte trasera de la bicicleta y que hace trabajar más fuerte.

Además, traía un maletín con ropas y alimentos para el camino que pesaba más de 20 libras. Pero al final todo el pueblo conoció que un humilde ciudadano de este país dio un ejemplo al mundo a sus 90 años".

Usted dice que no es ciclista…
 

"No, por ningún concepto. ¿Dónde está mi traje de ciclista? Yo soy un bicicletero popular, simplemente".

Una vez confesó que sus andanzas de bicicletero comenzaron para rehabilitarse. ¿Podría abundar sobre eso?

"En efecto, comencé a rehabilitarme en bicicleta, después de un grave problema de salud. Yo era jefe de un equipo de trabajo que inspeccionaba centrales azucareros y otros lugares donde hubiera calderas. En Palma Soriano, la irresponsabilidad de dos hombres que bebían ron provocó la explosión de una caldera por desatención a la válvula de seguridad del mecanismo. No hubo muertos, pero aquello levantó el techo y fue el acabóse.

Yo partí para Santiago de Cuba con un gran disgusto y en el camino infarté. Después me llevaron en avión para La Habana y en el cardiovascular me restablecieron la vida".

¿Qué sucedió después?

"Ah, pues yo hice cierta amistad con el director del periódico Revolución mientras compartimos el mismo cubículo del hospital para restablecernos. Como a los seis meses le dije que quería ir en bicicleta desde La Habana hasta Nuevitas, mi pueblo natal. Se alarmó, me dijo que yo había pasado las de Caín, que estaba loco y quería suicidarme. Yo reafirmé que haría el recorrido, y su reacción fue decirme: pues pa´llá va un reportero ahora mismo. Te va a tirar una foto y tú verás.

Publicaron mi foto en primera plana del periódico Revolución con un pie que hacía referencia a mi problema de salud, y otros datos. “Dudamos que llegue, pero si llega lo informamos”, concluía el pie.

Así comenzó el cuento del ciclista solitario cubano".

Entonces, lo del periódico fue providencial.

"Bueno, el pueblo de La Habana se revolvió. Yo fui a Nuevitas, hice el viaje de regreso a la capital y mantuve la idea de restablecer mi salud mediante el ciclismo.

Tengo baches en la mente, pero eso fue como a los 57 años".

¿En qué bicicleta viaja?

"En la que pueda, porque yo mismo la pago. La de este recorrido hasta Baracoa y Maisí es japonesa, muy fuerte, con gomas usadas antes de iniciar el viaje".

¿Sigue alguna dieta?

"En general, lo mío es no fumar. Y como bien cuando puedo, pero nunca en abundancia. Detesto las salsas y la carne de cerdo grasosa. Lo que más agradezco es tener ensaladas, vegetales y frutas sobre la mesa.
Durante los recorridos consumo mucha fruta y refresco. No pruebo el ron, aunque puede que una cerveza no venga mal, pero en la comida".

¿Cuesta mantener la disciplina?

"Mira, sin disciplina no hay persistencia. He aprendido que la voluntad de vencer un objetivo es más poderosa que la fuerza para hacerlo".

Usted dijo que este viaje al extremo oriental de Cuba es una  despedida.

"Créeme que sí, que para recorridos largos voy a guindar el sable, porque agotan mucho. He subido y bajado La Farola bastante en 34 años".

¿Hacia dónde pedaleará con 90 años?

"Ya pedaleé hasta aquí. En lo adelante partiré de mi casa en La Habana hasta lugares cercanos, como Pinar del Río".

¿Se acorta la leyenda del ciclista solitario?

"La leyenda de Carmelo no tiene tramos. Si tú llegas a mi barrio y preguntas donde vivo, hasta un perro responde. Eso cubre cualquier distancia".

sábado, 2 de junio de 2012

Carmelo dice adiós a La Farola

Con 90 años, Carmelo Cabrero Fresnillo se preguntó si aún tenía fuerza para recorrer en bicicleta casi toda Cuba. Lo hizo antes, pero ahora sabía que llegar a La Farola, vencerla y seguir hasta Maisí requería el más descomunal de sus esfuerzos.

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En una carrera por etapas con días intercalados para reponerse, el llamado ciclista solitario pedaleó de occidente a oriente con aire en contra, un maletín con 21 libras de peso y una bandera que al desplegarse retardaba el avance.
 
Autodefinido como un bicicletero popular, el nonagenario contó siempre con el apoyo de gente que de alguna manera alimentó un mito de viajes de largo aliento.
 
Luego de 34 años de recorridos como ejercicio físico, y de cubrir el trayecto La Habana-Baracoa-Punta de Maisí en 19 jornadas, Carmelo declaró que no volverá a pedalear hasta el oriente cubano por lo agotador que resulta.
 
Tampoco hará falta. Su leyenda está hecha.
 
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