Bienvenidos

Los primeros pensamientos para encontrar nombre a este blog fueron tan arduos que pronto desistí. Intenté una y otra vez encontrar un término aceptado por la lengua o inventado que denotara Baracoa, mi primera tierra, y nunca quedé conforme. Entonces reparé en que al pensar recreaba un mundo muy propio, quizás porque el que vivimos todos no contenta como yo quisiera, y exige creer que el Sol va a iluminar el día, aunque haya nublados. Creo que nombrar este blog La bolita´el mundo puede expresar mi deseo de representar, aunque sea desde el yo personal, lo que desde niño imaginé universo, hoy tan frágil y vulnerable que por momentos no parece más que una pequeña esfera. La bolita´el mundo es mi mundo, es Baracoa, Cuba, mi familia, mis amigos, son los cubanos dispersos por doquier, las personas incluso que no conozco y la sensorialidad por la que respiro y busco armonía para convivir con la gente en y desde todo lugar, desde toda expresión. Es, en fin, el mundo en mí. O si se quiere, yo en el espacio creado por Dios o la Gran Explosión, según se crea. Lo importante será la palabra, esa por la que me gano el pan y trato de hacer verso.

lunes, 10 de octubre de 2011

Un acto ceremonial


Perpetuar la vida puede depender solo de dos. Desde tiempos inmemoriales, parejas de humanos y animales atraídos entre sí copulan y se reproducen como si fueran los últimos en garantizar la continuidad de la existencia en el planeta azul.

Parece una ley de la vida, aunque sin ataduras, porque nada la impone y la posibilidad de elegir es tan amplia que puede librarse de una mala selección y de los condicionamientos que a veces, entre seres pensantes, enturbian la unión.

Cuando de verdad el apareamiento es natural es cuando se produce entre seres instintivos. Basta estar listo para la experiencia y que un tiempo después nazca lo mismo un elefante que un ejemplar microscópico.

En Baracoa, donde hay tantas especies endémicas de flora y fauna que proteger, es para celebrar el cortejo de individuos como la polímita picta, cuya identidad en este territorio se iguala a la del tigre de Malasia o el oso panda en su hábitat.

Expuesta a un peligro de extinción que hace temer a naturalistas y a cualquier habitante de esta región, el caracol con la concha más bella del mundo se preserva en áreas como el Parque Humboldt, donde las cópulas del molusco son un acto ceremonial.




domingo, 9 de octubre de 2011

A Cuba en los labios


A Cuba se le puede llevar con azúcar, café, tabaco y ron. El Che la saboreaba degustando un buen café, y Winston Churchill acuñó  que la tenía siempre en sus labios, porque los puros habanos eran parte de sus rutinas.

Asimilar un país es respirar su paisaje, su gente y su cultura. Así puede estar muy cerca un lugar situado en otro continente, o muy distante la región que habitamos sin descubrirla.

Cualquier rincón geográfico, si resulta familiar, puede servir de hogar. Por eso Cuba puede estar en Baracoa o en Alaska, y Baracoa en Dominicana o en la pampa argentina, aunque estrangule la nostalgia.

Una vez leí que la primera definición de nostalgia es patria. Percepción aparte,  puede haber tristeza melancólica sin saberse bien dónde nace, dónde se esconde y el por qué de sus repentinos asaltos.

Sí es cierto que estar lejos de casa, aún dentro de ella, es como extraviar la niñez. Si nadie quisiera abandonar la plaza en que vino al mundo es por la simple razón de que allí se oxigenó y echó raíces.

Hoy, cuando Cuba es un mar de preguntas más que de respuestas, la gente habla de ella endulzándola, renegándola o soñando con un  país por el cual ni se quiere hacer a veces.

Con esas actitudes, según el caso, el mundo propio se almibara, contamina o erige sobre un espacio ilusorio encerrado en cristales a través de los cuales no podrá mirarse.

Creo que para amar a un país vale ser como son padres e hijos: unas veces amorosos, otras, resignados o escépticos, aunque siempre esperanzados en que un día cambiarán las cosas.

Cuba es demasiado para ignorarla. Entre cielo y tierra, entre océano y costas, está en boca de todos por lo increíble de su existencia y por esos misteriosos olores sentidos incluso muy a distancia.

De maneras todas, revivirla no debe significar deseo de cargarla como a un bebé, ni pronunciarla porque sí. Hay quienes prefieren llevarla en los labios cuando la dicen; yo prefiero llevarla cuando la beso.