Creciente es el deterioro de los deltas lineales del río Miel y el Macaguaní.
La posible desaparición de esos frágiles ecosistemas pudiera provocar
graves consecuencias a la ciudad de Baracoa, según un experto en el
tema.
Los tibaracones
son barras acumulativas de arena de origen fluvial formadas entre el
oleaje del mar y la orilla norte de la desembocadura de los ríos. A esos
accidentes geográficos, exclusivos de Baracoa en todo el Caribe insular, también suele llamárseles deltas lineales.
En su
formación, según los geógrafos, fue necesaria la rara concurrencia de
varias condiciones naturales, entre las que destacan: ríos cortos y de
gran pendiente hidráulica, estrechas llanuras costeras, régimen
pluviométrico elevado y existencia de arrecifes coralinos de cresta
próximos a las costas.
Los
tibaracones constituyen una barrera natural protectora de las personas,
la economía y las edificaciones contra las penetraciones del mar, y
además atenúan la salinización del suelo y el agua en el curso inferior
de los ríos.
Entre los más notables de estos ecosistemas, por su dimensión, están los de los ríos Duaba, Toa,
Miel y Macaguaní. Sin embargo, los dos últimos son los más
comprometidos con la protección de la ciudad de Baracoa, al formar
parte de su contorno.
El tibaracón del río Miel se ubica al noreste de la primera de las villas cubanas fundadas por Diego Velázquez,
paralelo a la playa Caribe, o de La Pasada, como más se le conoce.
Mientras el del río Macaguaní se yergue al centro-norte de la urbe, en
la bahía de Baracoa. Entre los dos forman una especie de tenaza protectora de la ciudad, o al menos atenuadora de las embestidas del mar.
Tal
protección, sin embargo, se ha ido debilitando con el paso de los años
como consecuencia del empuje natural del oleaje marino y de la corriente
de los ríos contra esas barreras, pero, sobre todo, de la acción dañina
del hombre, causante de la deforestación de esas frágiles zonas y de la
pérdida de su potencial por la extracción ilícita y omnipresente de
arena.
En un
estudio sobre el peligro, vulnerabilidad y riesgo de desastre en esos
dos tibaracones, presentado en el XV Encuentro de Geógrafos
Latinoamericanos, celebrado en abril último en La Habana, el máster en
Ciencias Ricardo Suárez Bustamante, delegado del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente
(CITMA) en el municipio de Baracoa, explica que como resultado de las
anteriores acciones el ancho (franja transversal) de esos deltas
lineales se ha reducido significativamente, debilitándolos y
exponiéndolos al grave riesgo de desaparecer, lo que podría ocasionar
cambios en la dinámica costera y dramáticas consecuencias para buena
parte de la ciudad de Baracoa, en caso de producirse intensas
penetraciones del mar o el ascenso de su nivel.
Sobre tan sugerente investigación, enfocada a la prevención del riesgo de desastre, Granma intercambió con su autor, a quien en el 2012 la Sociedad Económica de Amigos del País (SEAP) le confirió el Premio Felipe Poey, en reconocimiento a su abnegado desempeño en defensa de la naturaleza.
¿En
qué elementos se basa usted para afirmar que los tibaracones del río
Miel y del río Macaguaní se reducen y corren grave peligro de
desaparecer?
"En la
dinámica con que disminuye la sección transversal de ambos. En la década
del 70 del pasado siglo el ancho de la parte central del tibaracón del
Miel (donde habitualmente se abre de manera natural o por el hombre ante
amenaza de inundaciones) era de unos 70 metros y hoy en la porción más
estrecha se ha reducido a unos 30.
En el caso del río que corre paralelo a la playa Saratoga, de unos 80 metros su sección transversal, hoy
tiene segmentos con apenas seis metros. Las áreas de mayor
estrechamiento de esos accidentes geográficos se muestran muy
vulnerables para su posible ruptura y la subsiguiente desaparición del
tibaracón por el efecto del oleaje marino y la ocurrencia de eventos
hidrometeorológicos como huracanes y crecidas de los ríos, estas últimas
frecuentes en Baracoa”.
En
su investigación comenta que la posible pérdida de esos camellones
largos y estrechos (como definiera a los tibaracones el Dr. Salvador
Massip en 1942) puede provocar graves consecuencias a la ciudad de
Baracoa. ¿Podría argumentar esa presunción, un tanto apocalíptica?
"Si
perdiéramos esos dos deltas lineales, de seguro cambiaría la dinámica
costera en esos lugares, lo que provocaría, por ejemplo, que parte de
una playa pudiera convertirse en otro accidente geográfico (tal vez en
una bahía); también se salinizarían el suelo y las aguas próximos a la
desembocadura de los ríos, se alteraría el hábitat del lugar y áreas
urbanas ubicadas en zonas bajas pudieran quedar inundadas.
Lo más
grave sería que ante la ocurrencia de sucesos naturales adversos, como
los mares de leva, ya no existiría barrera de arena para al menos
mitigar el impacto destructivo de ese fenómeno, y los daños se
incrementarían”.
¿Se está a tiempo de adoptar medidas para impedir la desaparición de esos ecosistemas?
"En mi
opinión solo se pudieran salvar, o al menos atenuar su quebranto, si se
trabaja con urgencia en la reforestación de esos accidentes geográficos
con plantas fijadoras del suelo y resistentes a los embates del mar y
las avenidas de los ríos, como uva caleta, coco y almendro; si se pone
fin a la extracción indiscriminada e ilícita de arena en esos sitios y
además, en el caso específico del tibaracón del Miel, si se realizan
inversiones para su resguardo como la construcción en el mar de diques
rompeolas y de escollera proyectados y sugeridos hace varios años por la
Agencia de Estudios Marinos de Geocuba, ubicada en Santiago de Cuba".
Coordinador
municipal del Grupo de la Reserva de la Biosfera Cuchillas del Toa,
arraigado defensor de la cuenca del Toa y asesor por más de dos décadas
de autoridades de todo el país en temas ambientales, Suárez Bustamante
lamenta que los tibaracones no estén incluidos en el artículo 4 del
Decreto-Ley 212, como tipo de zona costera que regula el ordenamiento
territorial y el plan integral de erradicación de ilegalidades rectorado
por el Instituto de Planificación Física.
El
ambientalista baracoense asegura que la reducción de la sección
transversal de los deltas lineales y el consiguiente hecho de
convertirse cada vez más en escenarios críticos de riesgo por
penetraciones del mar e inundaciones fluviales, ha provocado el éxodo
masivo de sus pobladores. Puntualiza que en el tibaracón del Macaguaní,
donde antes se asentaban 122 viviendas, hoy solo quedan 13; mientras
que en el del Miel de 45 existentes en su porción este, no existe
ninguna en la actualidad.
Perseverante
luchador por el desarrollo sostenible de Baracoa, Ricardo exhorta a
todos los que tienen que ver con el tema a prestarle urgente y especial
atención, por el peligro potencial de riesgo que entraña para la
Ciudad Primada el creciente deterioro o desaparición de esos dos
tibaracones.
Fuente: Granma
Bienvenidos
Los primeros pensamientos para encontrar nombre a este blog fueron tan arduos que pronto desistí. Intenté una y otra vez encontrar un término aceptado por la lengua o inventado que denotara Baracoa, mi primera tierra, y nunca quedé conforme.
Entonces reparé en que al pensar recreaba un mundo muy propio, quizás porque el que vivimos todos no contenta como yo quisiera, y exige creer que el Sol va a iluminar el día, aunque haya nublados.
Creo que nombrar este blog La bolita´el mundo puede expresar mi deseo de representar, aunque sea desde el yo personal, lo que desde niño imaginé universo, hoy tan frágil y vulnerable que por momentos no parece más que una pequeña esfera.
La bolita´el mundo es mi mundo, es Baracoa, Cuba, mi familia, mis amigos, son los cubanos dispersos por doquier, las personas incluso que no conozco y la sensorialidad por la que respiro y busco armonía para convivir con la gente en y desde todo lugar, desde toda expresión.
Es, en fin, el mundo en mí. O si se quiere, yo en el espacio creado por Dios o la Gran Explosión, según se crea. Lo importante será la palabra, esa por la que me gano el pan y trato de hacer verso.