
En la marcha del auto lo seguían con la vista otros pacientes con enfermedad renal crónica ingresados en la sala de Nefrología de la principal institución sanitaria de este municipio, y que esperan ansiosos el momento de ser llevados de manera gratis en transporte estatal hasta su casa cada dos semanas.
“Esa es su gran ilusión”, diría luego el doctor Elbier Castellanos Delgado, habituado como pocos al trato a los hospitalizados en el local donde labora hace 7 de sus 18 años de graduado en la Facultad de Ciencias Médicas de Guantánamo.
El médico dice que como los pacientes se saben con un estado de salud en extremo delicado y en condiciones de internamiento siempre prolongadas, las buenas relaciones entre ellos y la permanencia ocasional con sus familias distinguen sus vidas.
Viaje desde dentro
Cuando en abril de 2004 hubo por primera vez servicio de nefrología en Baracoa muchos no entendieron de qué se trataba, aunque supieron que cristalizaba la idea del Gobierno de Cuba de garantizar toda la atención posible en esa especialidad, incluida la hemodiálisis, en cada rincón del país.
Hoy existe aquí un local donde también se atiende a pacientes de Maisí e Imías, y de otros lugares si están de tránsito, para lo cual hay 8 camas, cinco máquinas de hemodiálisis y un laboratorio bajo el cuidado de nefrólogos, enfermeras, sicólogos y rehabilitadores, en su mayoría jóvenes y con resultados de labor meritorios.
Según el citado doctor Castellanos Delgado, el servicio de nefrología de Baracoa exhibe uno de los mejores indicadores en la más oriental de las provincias cubanas y en el país debido al bajo registro en la tasa de mortalidad.
Por su lado, la doctora Yamirla Fernández Durán destaca que “tuvimos 30 meses sin que los pacientes adquirieran hepatitis C, y hace ocho años no se registra hepatitis B, muestra de una buena asistencia colectiva”.
Breves historias personales

De buen humor estaba en el portal la también baracoesa Iraida Soler Lobaina mientras sostenía en la mano 5 tabletas de furosemida recién entregadas. “¿Usted las ve?, le expresó a alguien a su lado para añadir que “con las 7 de por la mañana son 12, pero mejor no me fijo en eso”.
Según ella lo que sí tiene presente es la hora de coincidir los pacientes para conversar, conocer el estado de salud y hablar de cualquier tema. “Hacemos cuentos picantes, nos reímos cantidad”, asegura quien ingresó en el hospital dos meses atrás por una severa hipertensión.
Cerca se hallaba Reinaldo Laffita Sánchez, que confiesa haber interrumpido sus funciones de jefe de transporte de la Empresa agropecuaria de Imías a causa de cansancio corporal, bajo peso y falta de apetito. Él afirma sentirse hoy mucho mejor, a diferencia del maisiense Pedro Manuel Reyes González, quien vive sin un riñón y está operado del otro.
Entre enfermos y malestares
El repetido ambiente de buenas relaciones humanas entre aquejados que comparten un local en instituciones sanitarias cubanas tiene en la sala de nefrología del hospital de la Ciudad Primada matices de consideración.
Todos dicen estar hermanados, a sabiendas de que su padecimiento los coloca en la antesala de un estado terminal de la existencia, vista entonces como el milagro de la sucesión de los días.
La enfermedad renal crónica (ERC) es una pérdida progresiva e irreversible de las funciones renales por 3 meses o más, con merma en la capacidad de los riñones para eliminar desechos, concentrar la orina y conservar los electrolitos en la sangre.
La enfermedad renal crónica (ERC) es una pérdida progresiva e irreversible de las funciones renales por 3 meses o más, con merma en la capacidad de los riñones para eliminar desechos, concentrar la orina y conservar los electrolitos en la sangre.
Los síntomas de un deterioro de la función renal son inespecíficos y pueden incluir una sensación de malestar general y una reducción del apetito. A menudo se diagnostica luego del estudio en personas con riesgo de problemas renales como presión arterial alta y diabetes, parientes con ERC o ante enfermedades cardiovasculares, anemia o pericarditis.
Vista hace fe

Hoy reciben tratamiento dialítico 21 pacientes ambulatorios o ingresados a los que se trata de acercar todo lo posible a sus familiares y centros laborales para incorporarlos a la sociedad como cualquier semejante.
Es todo un sueño cuando se hace por neutralizar una patología tan agresiva, para cuyo combate el Estado destina la mejor alimentación y la cuantía monetaria que permiten sus arcas en condiciones económicas y comerciales muy desfavorables.
Visto así, la nutrición, el suministro de medicamentos y el acto de purificación de la sangre cada dos días a una persona condenada casi a lo irremediable nunca podrá medirse por costo, sino por la voluntad del paciente y sus benefactores para ver la vida como un regalo invaluable.
La cooperacion del paciente es muy importante
ResponderEliminarCoincido en que es lo más importante, junto al estado anímico. Gracias por escribir.
Eliminar