En días como este no quiero saber de Messi, de Neymar,
de Luis Suárez. Mejor aún, no quiero saber del fútbol. Barcelona FC es mi
equipo, y hoy fue desilusión pura.
No me importa que haya perdido, como que no haya jugado
a ganar. Ya se sabe, si vas a la guerra con fusil y tu contrario con bazuca,
quizá no puedas ni disparar.
Lo peor de seguir con afán a alguien o algo no es su precio
ni el que le pongas; es la condena de sospechar que como quiera no te librarás
nunca de su peso.
Hace meses pregunté a una persona si aún seguía al Real
Madrid y me dijo que sí, aunque no como antes, como mismo le sucedía con los
Yanquis de Nueva York en el béisbol.
El cambio en ambos casos obedecía a la simple razón de
que en deporte no se gana siempre, ni se compite igual, y ese vaivén en los
resultados puede reprimirte la emoción hasta
lo impensable.
“Total, esos tipos son millonarios, y mientras uno
sufre puede que ellos se vayan a emborrachar con la mejor cerveza para olvidar o
soportar que hayan perdido un juego”, concluyó aquel amante del balompié.
“Si supieras que eso mismo he razonado yo cuando veo
que mi equipo no gana o va en declive”, respondí yo, conforme con la
coincidencia.
Hoy, por lo extraño de las asociaciones, recuerdo un filme argentino en el que un viejo profesor enamorado de su profesión y de una hermosa muchacha sufre las consecuencias de poner sus ojos en alguien respecto a quien, a todas luces, no podía.
Hoy, por lo extraño de las asociaciones, recuerdo un filme argentino en el que un viejo profesor enamorado de su profesión y de una hermosa muchacha sufre las consecuencias de poner sus ojos en alguien respecto a quien, a todas luces, no podía.
El profesor había tenido avances con la joven, pero no
como quería, ni con el embrujo de sus lecciones y palabras. “Al carajo la literatura”,
dijo un día y echó a andar por la calle solo, dejando un libro sobre el banco
de un parque.
Ahora yo, para seguir en la cuerda, parodio a aquel apasionado
profe y digo "al carajo el fútbol", sabiendo que cualquier día diré algo distinto.
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