Bienvenidos

Los primeros pensamientos para encontrar nombre a este blog fueron tan arduos que pronto desistí. Intenté una y otra vez encontrar un término aceptado por la lengua o inventado que denotara Baracoa, mi primera tierra, y nunca quedé conforme. Entonces reparé en que al pensar recreaba un mundo muy propio, quizás porque el que vivimos todos no contenta como yo quisiera, y exige creer que el Sol va a iluminar el día, aunque haya nublados. Creo que nombrar este blog La bolita´el mundo puede expresar mi deseo de representar, aunque sea desde el yo personal, lo que desde niño imaginé universo, hoy tan frágil y vulnerable que por momentos no parece más que una pequeña esfera. La bolita´el mundo es mi mundo, es Baracoa, Cuba, mi familia, mis amigos, son los cubanos dispersos por doquier, las personas incluso que no conozco y la sensorialidad por la que respiro y busco armonía para convivir con la gente en y desde todo lugar, desde toda expresión. Es, en fin, el mundo en mí. O si se quiere, yo en el espacio creado por Dios o la Gran Explosión, según se crea. Lo importante será la palabra, esa por la que me gano el pan y trato de hacer verso.

jueves, 10 de noviembre de 2016

Noches son agua en Baracoa

Lo de Baracoa es una novela, o más bien un drama, porque las lluvias a diario durante más de un mes luego del huracán Matthew tienen a las personas aquí con “los pelos de punta”.

Las precipitaciones que no trajo consigo el devastador fenómeno meteorológico del pasado 4 de octubre llegaron tres días después, cuando el sol parecía iluminar el alma de gente que sumaba pérdidas, dolor e incertidumbre.

Toda esperanza de que las condiciones climatológicas cambiaran pronto se fue desvaneciendo, y se pasó de la resignación asociada a Baracoa como el lugar donde más llueve en Cuba, al lamento de que el agua no deja hacer nada.

Si la persistencia de la lluvia puede dañar se muestra en cómo obstaculiza el proceso de recuperación que viven las familias  baracoesas, ocupadas en un largo proceso de reunir los materiales necesarios para levantar o reconstruir sus casas.

El gran beneficio lo mismo de cuando cierne, llovizna o cae un aguacero lo reciben las plantas, que exhiben retoños y un tímido verdor en troncos y ramas truncas.

La caída del agua no tiene hora ni límite, pero ahora el daño sin fondo para algunos se produce en las noches y las madrugadas, cuando se intenta conciliar el sueño y puede que permanezcas en guardia, o te bañes sin moverte de sitio.

Si alguna vez clamamos que el calor se transformara en frío y la luz del sol en humedad, hoy pedimos que al fin, ¡por Dios!, pare de llover.

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