
Ya no habrá condena. Sí acusaciones, pero sin impedir que el señor siga durmiendo como siempre ha hecho, a pierna suelta.
En definitiva, él merece descansar. De eso está convencido, como debió estarlo cuando mandaba a asesinar desde su madriguera.
A quienes tienen un mínimo sentido de justicia les queda, a puro sentimiento, enterrarlo vivo.
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