Bienvenidos

Los primeros pensamientos para encontrar nombre a este blog fueron tan arduos que pronto desistí. Intenté una y otra vez encontrar un término aceptado por la lengua o inventado que denotara Baracoa, mi primera tierra, y nunca quedé conforme. Entonces reparé en que al pensar recreaba un mundo muy propio, quizás porque el que vivimos todos no contenta como yo quisiera, y exige creer que el Sol va a iluminar el día, aunque haya nublados. Creo que nombrar este blog La bolita´el mundo puede expresar mi deseo de representar, aunque sea desde el yo personal, lo que desde niño imaginé universo, hoy tan frágil y vulnerable que por momentos no parece más que una pequeña esfera. La bolita´el mundo es mi mundo, es Baracoa, Cuba, mi familia, mis amigos, son los cubanos dispersos por doquier, las personas incluso que no conozco y la sensorialidad por la que respiro y busco armonía para convivir con la gente en y desde todo lugar, desde toda expresión. Es, en fin, el mundo en mí. O si se quiere, yo en el espacio creado por Dios o la Gran Explosión, según se crea. Lo importante será la palabra, esa por la que me gano el pan y trato de hacer verso.

martes, 19 de febrero de 2019

Me gusta San Germán y su ambiente


Si un periodista llega a una zona baracoesa de campo es casi imposible no fijarse en un sabroso café colado en bolsa, o en un chocolate hecho en una olla cualquiera, pero con leña.
 
Así encontré en una visita en San Germán a Ana Iris Quintero Quintero, quien tiene 30 años de vivir en esta zona y dice que el encanta la cocina, pero sobre todo hacer dulces. Yo, tentado por la confesión, quise hablar con ella.
 
¿Es costumbre que usted haga ese chocolate que le vimos hacer hoy?
 
"Sí, varias veces lo hago, me gusta".
 
¿Cada qué tiempo?
 
"Siempre lo acostumbro a hacer, y cuando hay visita más porque a las visitas les gusta mucho el chocolate natural".
 
Vi que lo hace a la costumbre antigua, con leña. ¿Por qué?
 
"Porque tiene mejor sabor y se concentra más".
 
Siempre se dice que la cocina hecha con leña sabe mejor...
 
"Sí, como que no. Mi nuera vive en la ciudad, es de Ciego de Ávila y le encanta venir a mi casa para que yo le haga fricasé con leña, frijoles con leña, y el chocolate con leña también".

¿Hace usted algún otro alimento cocinado así?
 
"El dulce de coco con guayaba, el dulce de naranja, lascas de naranja para fin de año me gusta hacer mucho".
 
¿Y cómo tiene usted la materia prima necesaria?
 
"Consigo la naranja para los fines de año, los 24 y 31 de diciembre, la hiervo, la meto en el río en un envase y al otro día ya amanece sin ningún tipo de amargo, y ya al otro día la pongo al almíbar y el dulce queda sin una gota de amargo y muy rico".
 
¿Y qué otro dulces acostumbra hacer aquí, en San Germán?
 
"Fruta bomba y albaricoque. No como mucho dulce, es para regalarle a mi nuera, porque no me gusta mucho el dulce porque me cuido mi cuerpo de las enfermedades con el azúcar".
 
¿Usted compra las frutas o las cultiva?
 
"Yo cultivo las frutas porque tengo una finca".
 
¿La trabaja usted sola?
 
"Con mi esposo".
 
¿Y qué tiene esa finca?
 
"Café, cacao, guayaba, variedades de frutas y productos, ñame, plátano fruta, plátano vianda".
 
¿Se sostienen ustedes económicamente con esa finca, o tienen que buscar alternativas?
 
"Nos sostenemos con la finca y yo tengo mi trabajo, que soy la administradora de la panadería".
 
Su esposo, ¿trabaja?
 
"Es jubilado".
 
¿Cómo es la vida en San Germán si depende de lo que las personas cultivan, de lo que pueden tener por sí mismas?
 
"Bueno, para decirte, yo nací y me crié en El Guamá y tengo ya 30 años de vivir en San Germán. Me gusta el lugar aunque sea un poco distante, me gusta y todo el que viene a mi casa no quisiera irse, porque a pesar de que es campo se sienten bien, hay frutas, el ambiente es un poco monótono pero es agradable, sano, saludable".
   
Yo pienso que si las personas sienten el olor a chocolate que sentí yo próximo a su casa, se entiende que no quieran irse.
 
"Um... sí, el que viene le gusta venir mi casa y no quiere irse, por el trato, por el amor y que todo se comparte".

¿Y usted es también capaz de brindar café?
 
"Sí, como que no, si usted lo necesita y yo lo tengo..."

Usted me hizo la invitación y yo ahora voy a ir a su casa.
 
"Bueno, lo acepto, invitado está".

domingo, 13 de enero de 2019

Domingo de lluvia


Un domingo de lluvia es como un día estropeado. O como ocasión para el regreso de esa rara sensación de placer que sentimos mientras cae el agua.

Yo, que preví levantarme hoy a las 6:10 a.m, desperté poco antes con el familiar sonido de un aguacero sobre las tejas de zinc del techo de mi casa. “Sigue la lluvia”, me dije, pero sin imaginar que sería otro de esos días en que amenaza con lo incesante.

En minutos, y en horas, Baracoa se hizo agua. La gente eran barcos varados en portales y tras ventanas; las calles, como siempre, eran arroyos contenidos por falta de drenaje. Así lo vi caminando con una toalla encima, zigzagueante, de salto en salto, de salpica en salpica.

Para mí lo repetitivo había sido que desde temprano quisiera hacer una foto, y que a pesar de haber “inundado” de agua el sitio digital para el cual laboro con varias crónicas sobre la lluvia, me naciera hacer otra.

Ahora, con el cielo gris sobre la ciudad a lo londidense y al final de estas letras, reparo en que otra vez me humedezco, me mojo, me empapo, y casi sin importarme. Sin darme cuenta.

lunes, 31 de diciembre de 2018

Más muertes, menos eficacia


No hay cómo parar el drama de los accidentes de tránsito en Cuba. Entristece saberlo, sobre todo porque tampoco hay cómo explicarse el rol de la lógica y la justicia en contra de los culpables.

Cansa ver tanta muerte, traumas, lesiones, dolor familiar y social;  tanta negligencia en los choferes y tanto desangramiento económico en un país que necesita hasta del más mismo tornillo.  

Poco ha servido la propaganda para evitar la proliferación de tragedia en las vías, la penalización a los conductores hasta la posible suspensión de la licencia a causa de infracciones, y hasta la escasa circulación de vehículos en calles y carreteras, respecto a lo necesario.

A esta hora no sé, ni me interesa, saber si los accidentes disminuyeron o aumentaron de un año a otro. Lo preocupante es que la irresponsabilidad campea por doquier, y que nos corroe la impotencia del nada poder hacer.

No son pocos los que piensan que en cuestión de justicia, en Cuba se es benevolente con los choferes que provocan sobre todo los accidentes más graves. En definitiva un día pueden volver al volante, como si el daño que hicieron se enterrara según se entierra a un muerto.

Es lamentable además que los familiares de un fallecido y la gente en  general se queden sin saber qué sucede con los culpables. Pudiera aparecer en la prensa, que muchas veces ni siquiera da a conocer antes la causa de lo sucedido, el nombre del que violó, la historia completa del qué pasó.

Lo curioso está en preguntarse si lo inconcluso de la información depende del periodista, o de la falta de voluntad para ofrecer datos por parte de las personas autorizadas a personarse en el lugar de los hechos para investigar.

Claro que no todo se tiene al instante, pero el deber de informar no tiene momento porque es todo el tiempo, y pretender ocultar lo relacionado con desgracias que cuestan vidas por transgresiones es,  literalmente, criminal.

Por razones como estas, hoy la lucha contra los accidentes del tránsito está perdida. Lo dice la realidad, y la sensación de que si un daño se repite, aunque sea igual, es peor.