De lejos son un punto en movimiento con bestias guiadas por llanos y montañas de la cromática geografía baracoense. De cerca son personas casi siempre humildes, cuyo oficio originó la acertada frase de que “si el mulo no existiera, habría que inventarlo”.
La presencia de mulos en las lomas cubanas donde se produce alimento es tan simbólica y necesaria que sin esos animales el paisaje es incompleto. Lo creen los arrieros. Lo dice el contexto.