Bienvenidos

Los primeros pensamientos para encontrar nombre a este blog fueron tan arduos que pronto desistí. Intenté una y otra vez encontrar un término aceptado por la lengua o inventado que denotara Baracoa, mi primera tierra, y nunca quedé conforme. Entonces reparé en que al pensar recreaba un mundo muy propio, quizás porque el que vivimos todos no contenta como yo quisiera, y exige creer que el Sol va a iluminar el día, aunque haya nublados. Creo que nombrar este blog La bolita´el mundo puede expresar mi deseo de representar, aunque sea desde el yo personal, lo que desde niño imaginé universo, hoy tan frágil y vulnerable que por momentos no parece más que una pequeña esfera. La bolita´el mundo es mi mundo, es Baracoa, Cuba, mi familia, mis amigos, son los cubanos dispersos por doquier, las personas incluso que no conozco y la sensorialidad por la que respiro y busco armonía para convivir con la gente en y desde todo lugar, desde toda expresión. Es, en fin, el mundo en mí. O si se quiere, yo en el espacio creado por Dios o la Gran Explosión, según se crea. Lo importante será la palabra, esa por la que me gano el pan y trato de hacer verso.

martes, 22 de enero de 2013

Por eso



Las flores que mi madre no pudo llevar al cementerio antes de viajar quedaron donde ella las dejó, aunque cambiaron de significado cuando asocié su conservación con una escena del filme E.T, el extraterrestre y el estado de salud de un hermano mío presto a una delicada intervención quirúrgica.

A fuerza de pensar que el enfermo superaría sin complicaciones la operación, me dije que si las rosas y margaritas colocadas en un pequeño recipiente metálico con agua se mantenían vitales representarían el bien de las cosas, como mismo el renacer de una flor simbolizó la resurrección de la criatura más tierna creada por Spielberg.

Desde la partida de mi madre hacia La Habana el último día del pasado año he cambiado las flores tres veces, siempre en el momento en que ya marchitas semejan una naturaleza muerta tan viva que, según mi parecer, inspirarían a un pintor.

Hoy mi hermano, operado, recupera la salud, y mientras decenas de personas preguntan de manera sincera, rutinaria o forzada por su recuperación siento ese sosiego único de cuando el universo es armonía porque sí.

Hace un rato escogía las fotos para un reportaje periodístico sobre un niño de cristal baracoeso escudado en la voluntad de existir sin las complejidades propias de su caso, las que podría crearse él mismo y las que supondrían no contar con los servicios de atención necesarios.

Por alguna razón pensé en la familia como esencia, recordé un poema de Vallejo y un intercambio de palabras en Facebook entre dos residentes en el exterior sobre la realidad cubana y las posibles motivaciones que harían soportarla.

La coincidencia estaba en que vivir aquí es una locura, un acto espartano y una búsqueda incesante de alicientes para adaptarse a lo que podría ser un maravilloso país si fuera más que educación y salud, porque “solo les queda eso”.

Si de verdad solo así respiraran con cierta paz los cubanos, aún me diría: al menos queda eso.

Trabajo relacionado:  

La vida a pura sangre